Salud Mental en Tiempos de Violencia
- INSPIRA: Salud Mental 
- 12 sept
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Publicado por Inspira, 12 de septiembre de 2025
Vivimos en una época en la que la violencia se ha vuelto noticia cotidiana. En Puerto Rico, la brutal matanza de Gabriel Nicole estremeció al país. En Estados Unidos, la reciente muerte de Charlie Kirk —un activista que defendía el derecho a portar armas— volvió a encender la controversia en torno a la seguridad y la libertad individual. Al mismo tiempo, en Gaza se habla abiertamente de genocidio, mientras que en América Latina crece la tensión por una posible guerra en Venezuela ligada al narcotráfico.

Estos sucesos no son aislados; forman parte de un panorama global que impacta profundamente nuestra salud mental. El consumo constante de noticias de violencia, la sensación de inseguridad y la incertidumbre ante el futuro generan miedo, ansiedad y, en muchos casos, desesperanza.
¿Cómo nos afecta la violencia desde la salud mental?
- Ansiedad colectiva: El bombardeo de imágenes y titulares violentos puede hacernos sentir en constante estado de alerta. 
- Desensibilización: Con el tiempo, corremos el riesgo de normalizar la violencia, perdiendo sensibilidad ante el dolor ajeno. 
- Sentimiento de impotencia: Ver tanta injusticia sin poder cambiarla puede alimentar frustración y desesperanza. 
- Impacto en nuestras relaciones: La preocupación por la seguridad puede generar conflictos en el hogar y afectar la crianza, la comunicación y la vida diaria. 
Estrategias para cuidar de nuestra salud mental
Aunque no podamos controlar lo que ocurre en el mundo, sí podemos cuidar cómo lo procesamos. Algunas técnicas útiles:
- Límites con la información: Estar informados es importante, pero también lo es poner pausas al consumo de noticias. Escoge horarios específicos para informarte y evita hacerlo justo antes de dormir. 
- Prácticas de autocuidado: La respiración consciente, el ejercicio físico, la escritura y la meditación son herramientas sencillas que ayudan a regular la ansiedad. 
- Red de apoyo: Conversar con familiares y amistades sobre lo que sentimos alivia la carga emocional. Hablar de nuestros miedos y preocupaciones es un acto de valentía, no de debilidad. 
- Acción comunitaria: Participar en espacios de voluntariado, ayuda mutua o iniciativas sociales nos da un sentido de propósito frente a la impotencia. 
- Buscar ayuda profesional: Psicólogos, consejeros y programas de apoyo como los que brinda Inspira son aliados clave para procesar traumas, miedos o ansiedad persistente. 
Cuidar de los nuestros
Nuestros niños, adolescentes y adultos mayores también reciben el impacto de la violencia, incluso si no la viven directamente. Es importante:
- Escuchar activamente sus miedos y dudas. 
- Explicar con claridad lo que sucede, adaptando la información a su edad y madurez. 
- Crear rutinas estables que brinden seguridad y predictibilidad en medio de la incertidumbre. 
- Modelar calma: Los más jóvenes aprenden de cómo nosotros enfrentamos el miedo y la frustración. 
Un llamado a la resiliencia
La violencia no debe definir nuestra vida ni arrebatarnos la paz interior. En tiempos de oscuridad, cuidar de nuestra salud mental es un acto de resistencia. Reconocer nuestras emociones, buscar apoyo y mantener la esperanza son formas de no dejarnos arrastrar por la ola de caos.
Como sociedad, tenemos la responsabilidad de crear espacios de diálogo, empatía y solidaridad. Y como individuos, debemos recordar que nuestra mente merece tanto cuidado como nuestro cuerpo.









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