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Racismo, Discriminación y la Salud Mental

Actualizado: 22 dic 2020

Por INSPIRA, 13 de junio de 2020


En INSPIRA reconocemos que la injusticia racial y la discriminación tiene un efecto detrimental en la salud mental de individuos y familias por igual. Nos solidarizamos con todas las personas afectadas por este mal a nivel mundial y nos ofrecemos como una fuente de ayuda y apoyo emocional.

Al igual que muchas de las condiciones de salud mental, el racismo y la discriminación no se atiende hasta que ya es demasiado tarde. Un estudio publicado en American Psychologist reveló que los niños y adolescentes que son discriminados por su raza, etnicidad o poder adquisitivo tienen mayor riesgo de sufrir de problemas de conducta, baja autoestima y depresión. De igual modo, tienen mayor probabilidad de involucrarse en conductas sexuales de alto riesgo y abuso de sustancias.


Racismo en la adolescencia

Según el estudio, los niños son conscientes del trato que reciben a causa de su color de piel desde el nivel preescolar. A los diez años, comprende las acciones discriminatorias explícitas o encubiertas en su contra. Y en la adolescencia entienden las nociones abstractas del racismo y los privilegios que tienen otras personas por aspectos físicos.


En la investigación, los autores comentan que los adolescentes son especialmente vulnerables a los efectos de la discriminación a largo plazo pues en esa etapa de su vida, muchos no cuentan con la capacidad cognitiva para hacerle frente. De adulto, el racismo se experimenta a raíz de un reparto desigual de recurso materiales (e.i. ingreso) y simbólico (i.e. oportunidades laborales y estatus social). Todo ello con un impacto directo en la salud y el bienestar del individuo.


Racismo y el sistema de salud

Estudios confirman que la discriminación llega hasta tal punto que las minorías étnicas reciben un tratamiento diferente dentro del sistema de salud, en ocasiones recibiendo un tratamiento diferente a pesar de la similitud en síntomas. Se ha descubierto también que se le presta menos atención al dolor del paciente, el nivel de empatía cae, como también la credibilidad de la descripciones de su sintomatología, lo cual termina por agravar aun más su condición.


Xenofobia sutil

Pero el racismo nos solo se experimenta en el trabajo o durante la consulta del médico, existe además el "racismo cotidiano". Los prejuicios y el rechazo social que se expresan de forma menos explícita también forman parte del problema. Realizar actividades cotidianas como, buscar trabajo, matricularse en una clase o recibir ayuda o apoyo de un policía puede ser particularmente adverso para las minorías. Sobre todo cuando estas vienen acompañadas de desconfianza, expectativas negativas, conductas evasivas o burlas.


El cerebro se resiente

El racismo afecta el funcionamiento de áreas cerebrales relacionadas con el control de pensamientos y emociones lo que podría resultar en episodios frecuentes de ansiedad, insatisfacción con la vida, estrés postraumático e incluso pensamientos suicidas.


Como consecuencias, personas que se sienten víctima de discriminación o racismo podrían involucrarse menos en actividades que promuevan su salud física y en cambio adoptan actividades que son perjudiciales para su salud (e.g. consumo de alcohol o cigarrillos). Algunas investigaciones destacan la hipertensión, obesidad y diabetes como problemas de salud que podrían también estar atados al racismo.


El estatus económico no influye

Por lo general se entiende que una persona de poder adquisitivo y alto nivel educativo disfrutará de una mejor calidad de vida. No obstante, en Estados Unidos, las personas negras con el nivel educativo más alto tienen menor esperanza de vida que las personas blanca con estudios secundarios.


¿Qué podemos hacer?

  1. Lo primero es reconocer que no nacemos racistas. Estas ideas discriminatorias han sido impuestas sobre nosotros por años por medio de influencias y otros factores externos desde nuestra crianza. Muchas veces estas ideas también son apoyadas por nuestros padres y seres queridos.

  2. Es tiempo de iniciar la conversación en nuestros hogares: Los padres deben de comenzar a tener una conversación con sus hijos desde temprana edad. No evita hablar del tema. Estos son problemas continuos y tenemos que esforzarnos para poder cambiar nuestra mentalidad.

  3. Fomenta la integración y la cooperación interracial: Si eres padre, maestro, líder de una compañía o supervisor, asegúrate de crear y fomentar oportunidades en que personas de diferentes razas y color de piel puedan interactuar entre sí; ya sea para disfrutar de alguna actividad o realizar algún proyecto.

  4. Sé consciente: Consciente de que el racismo existe; consciente de que el racismo tiene un impacto significativo en nuestra salud; y consciente de que es nuestra responsabilidad hacerle frente.

Juntos podemos y debemos hacerle frente al racismo.


En INSPIRA, fomentamos un ambiente de trabajo libre de discriminación. Si usted o algún ser querido ha sido víctima de discrimen o racismo y siente que está teniendo problema manejando la situación, comuníquese con nosotros.


Fuentes de referencia:


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